23 de julio de 2008

Fotografías


“Sabes cómo funciona. Tú te encargas del reportaje fotográfico”. Esta fue la primera frase de mi pareja nada más subirnos al avión con destino a la tan montañosa como verde Tenerife, mientras sostenía en sus manos el ‘aparatito’ que nos acompañaría a cada rincón de esta increíble isla. Siete días después, en el mismo lugar… “la cámara me la quedo yo, te las paso cuando las descargue”. Entre una y otra no sólo pasaron siete atardeceres de película de la mano de paisajes increíbles con la emoción contenida en todos ellos del primer viaje juntos. Entre una y otra pasaron además más de 400 imágenes para el recuerdo, de las cuales el 80% de ellas fueron tomadas por alguien que hasta entonces afirmaba que el gusto por “disparar” no había llegado a él.

Y es que dicen que esta de moda la fotografía. Y es cierto. Basta comprobarlo paseando por el centro de nuestra Sevilla en la que raro es el rincón que no está siendo fotografiado por un turista cámara digital en mano. La foto delante de la Giralda, delante del nombre de tu ciudad en la más que retratada Plaza España, o delante de nuestras dos “internacionales” Esperanzas están ya en el álbum de muchos. El problema es que lo que está de moda no es la fotografía, es la fotografía digital, esa que todos tendemos a hacer a sabiendas que el gasto económico es el mismo hagamos una que cien. Y lo dice alguien a quien aún le sigue encantando una fotografía en papel; alguien que selecciona de las cientos de imágenes cuáles imprimir para no tener que abrir un ordenador cada vez que quiera recordar un momento, una esquina, una risa; alguien que continúa la labor comenzada por su madre de llenar de álbumes de fotos las estanterías de casa.

También dicen que esta moda ha hecho que hoy admiremos los monumentos por la pantalla de nuestra cámara, preocupándonos más por coger la esquina perfecta desde la que coger toda la catedral de turno que por observar cada detalle de la misma. En parte puede ser cierto y en parte no. Lo que no cabe duda es que las cámaras digitales se han convertido en grandes compañeros de viaje. Nunca se quejan y les encanta visitar los mismos lugares que a nosotros. Capturan las memorias fotográficas que nos ayudarán a revivir el viaje en los años venideros. Que nos ayudarán a contar una historia como la de nuestro viaje a Tenerife. Una historia en la que no sólo actúan de protagonistas imágenes como las del Teide o los famosos Gigantes. Una comida, un momento de relax o haciendo cola forman parte también de la aventura.

1 comentario:

Híspalis dijo...

Me alegra saber que las vacaciones te han sentado bien tanto en lo físico como en lo personal. También conocí en su día Tenerife y me encantó, aunque me quedo como siempre con las playas de Cádiz... ¿por qué será?

Un beso desde el otro lado de la orilla...