El mayo de las cruces

En esta Sevilla nuestra de su Semana Santa, su Feria de Abril, su Corpus Christi, su Velá de Santa Ana, su Virgen de los Reyes,... se ha vivido en estos días una tradición que la ciudad ha sabido conservar. Es la fiesta de las Cruces, la Cruces de Mayo, conocidas por unos más que por otros pero que ahí están. Y ahí están refiriéndome exclusivamente a aquellas que no han adulterado el concepto de aquellas cruces que se celebraban antiguamente en nuestros corrales de vecinos y hermandades, aquellas en las que los niños eran los grandes protagonistas jugando a costaleros y capataces.

Aquellas como la celebrada en la Hermandad de la Sagrada Mortaja el pasado fin de semana y que una servidora ha tenido la suerte de descubrir este año. Y digo descubrir porque de la mano de esta cruz me he dado cuenta que esa tradición aún existía. Que las Cruces de Mayo no eran ya sólo lo que yo conocía, imitaciones de cofradías en la calle.

Y un descubrimiento que además me ha hecho ver lo poco que sabemos de la ciudad en la que vivimos, ya que al parecer esta Hermandad -y menciono ésta por poner el ejemplo que he vivido en primera persona- viene realizando esta fiesta desde la década de los 90, una Cruz de Mayo cuyos beneficios son destinados a obras asistenciales, recaudados de la celebración en el patio bajo la luz de unos faroles mientras los más jóvenes sacan en procesión la Cruz por las calles de la feligresía y realizan su ofrenda floral a María Santísima de la Piedad.

Ahora ya, que asistimos a la recta final de este mes de mayo, toca esperar al próximo para contemplar a estos niños con sus cruces de guía de purpurina, esperando que para próximos años estas fiestas reciban algo más de apoyo y sobre todo una mayor difusión pública.