6 de marzo de 2009

¿Por qué?


Llega el 8 de marzo. Llega el Día Internacional de la Mujer. Y llegan una vez más preguntas que cada año resuenan en mis oídos entre sones de perplejidad e incredulidad. ¿Por qué celebrar un Día de la Mujer? ¿Qué se reclama? ¿No se han alcanzado suficientes logros? ¿No hay ya mayoría femenina en las aulas universitarias? ¿No están integradas en el mercado laboral? ¿No acceden a cargos públicos? Son, sin embargo, preguntas legítimas porque evidentemente, de unos años a esta parte, la situación ha cambiado para nosotras las mujeres, alcanzando logros insospechados hace ochos décadas, las que se vienen celebrando el 8M. Pero esos logros no son suficientes. No queremos más. Queremos lo justo. Y por eso, desde este balcón privilegiado, invito a quienes aún se cuestionan por qué, que le pregunten a muchas mujeres que tienen a su alrededor y que siguen dejando sus vidas en manos de sus parejas, a las familias de esas 70 mujeres que el pasado año murieron víctimas de la violencia de género en España. Que le pregunten a las muertas de Ciudad de Juárez, torturadas antes de ser asesinadas. Que le pregunten a esas mujeres que hacen encajes de bolillos con las 24 horas del día para ser mujeres diez en sus trabajos, en sus casas, con sus maridos e hijos. Que le pregunten al 95% de los cuidadores de dependientes, mujeres. Que le pregunten a mi madre, y a la tuya, que llega a casa de trabajar y cocina para todos. Que le pregunten a las miles de inmigrantes que llegan buscando un sueño y se encuentran presas del pánico al no tener documentos para denunciar los atropellos que sufren.

Tal vez oyendo sus respuestas, sus sentires e historias, pasarían a preguntar por qué tan sólo celebrar un día. Un día para celebrar los logros cosechados pero también para reivindicar los pendientes. Sólo un ejemplo. Según “Save de Children” más de 7.000 mujeres en India son asesinadas por sus familias anualmente por causa de leyes no escritas: tener hijos varones evita pagar altas dotes para encontrar marido a sus hijas. Y aún hay quién se pregunta por qué.

No hay comentarios: